CINCO AÑOS DESPUÉS DEL 11 DE SETIEMBRE

Mientras el mundo recuerda a los 2,973 muertos de los atentados del 11 de septiembre de 2001, estoy seguro que Osma Bin Laden sigue celebrando su mayor logro en alguna de las cuevas en la frontera entre Afganistán y Pakistán, donde ahora se esconde. Los gritos de "Alá akbar" (Dios es grande) invaden los recintos árabes mientras en la mente del líder terrorista discurren las imágenes de las torres gemelas cayendo en cámara lenta.

Hoy, los familiares de las víctimas se reunieron en la denominada zona cero para leer los nombres de sus seres queridos y con rigor guardaron cuatro minutos de silencio. Por su parte el presidente de Estados Unidos, George W. Bush colocó el domingo una ofrenda floral en el lugar, mientras en el aire todavía se respiraba la sensación que cinco años atrás el mundo cambió radicalmente.

Hace cinco años se inicio la llamada guerra frontal contra el terrorismo, la cual sigue adelante y no parece próxima a terminar. El objetivo de esta lucha, según lo señaló Bush era capturar a Osama bin Laden, destruir a al-Qaeda, y prevenir el surgimiento de nuevas redes terroristas.

Hoy Osama bin Laden no ha sido capturado. Al-Qaeda ha sufrido varios golpes importantes como la muerte de su líder Abu Musab el Zarqawi, pero continúa con capacidad operativa.

Si bien es cierto que Estados Unidos logró derrocar el régimen talibán, acusado de albergar a Osama bin Laden, no es menos cierto que los talibanes siguen presentes en Afganistán.

En Irak la historia no ha sido nada positiva para Estados Unidos. Nunca se encontraron las supuestas armas de destrucción masiva ni se descubrió ningún vínculo entre Saddam Hussein y al-Qadea. Es más, esta organización se hizo fuerte en Irak luego de la invasión estadounidense.

El 11 de setiembre trajo consigo otros cambios que afectaron a millones de personas. Por ejemplo, viajar en avión nunca volverá a ser a ser lo mismo y, a juzgar por las detenciones en Londres hace pocas semanas, seguirá siendo un problema por mucho tiempo.

Los controles inmigratorios aumentaron, los más afectos fueron los miles de hispanos que quieren o querían vivir en los Estados Unidos.

Para Osama bin Laden el balance de la llamada guerra contra el terrorismo puede ser positivo. Mientras otros enemigos acérrimos de Estados Unidos son capturados como Saddam Hussein, asesinados como Abu Musab el Zarqawi o simplemente mueren como Slobodan Milosevic, él sigue vivo y convocando a miles de seguidores.

Un importante analista del mundo árabe opinó que en estos últimos años Bin Laden ha gozado de una popularidad en el mundo radical islámico que nadie, quizá desde el ex presidente de Egipto Nasser, haya gozado antes.

Cinco años después del 11 de setiembre Osama bin Laden celebra la que puede llamarse su principal victoria haberse convertido en una especie de Che Guevara del islamismo; es decir, en el rostro visible de decenas de grupos que, si bien comparten sus objetivos, no necesariamente responden a él.