BUSCANDO LA VERDAD EN COLOMBIA

Hace unos meses, el presidente Álvaro Uribe advirtió a los jefes de las Autodefensas Unidas de Colombia que debían cumplir con el acuerdo de paz o de lo contrario serían extraditados a Estados Unidos.

El proceso de paz entre grupos paramilitares de derecha y el gobierno colombiano comenzó hace tres años y busca desmovilizar a unos 30 mil combatientes e reinsertarlos en la sociedad.

El Congreso colombiano aprobó una Ley de Justicia y Paz que prevé penas de entre cinco y ocho años para los jefes militares de las Autodefensas Unidas de Colombia que depongan sus armas.

En julio, la Corte Constitucional exigió a los paramilitares que confiesen los crímenes cometidos a cambio de acceder a los beneficios de la ley. Algunos paramilitares creen que estas nuevas condiciones no les ofrecen garantías jurídicas.

El presidente Uribe instó a los desmovilizados a que se pongan a disposición de las salas de magistrados recientemente designadas, y que se ubiquen en sitios de reclusión "dignos, sobrios y austeros".

Actualmente, hay seis cabecillas paramilitares que tienen orden de extradición a Estados Unidos por cargos de narcotráfico. Estas extradiciones ya han sido aprobadas, pero el gobierno colombiano se ha comprometido a no ejecutarlas si los paramilitares cumplen con el acuerdo de paz.

Lo que queda claro es que para los paramilitares este proceso siempre ha sido sobre cómo escaparse de la extradición a Estados Unidos. Al parecer nunca le han temido al gobierno colombiano.

El proceso de paz colombiano ha sobre llevado momentos tensos como el producido cuando el presidente colombiano decidió el traslado de 13 jefes paramilitares colombianos a centros de reclusión. En Bogotá esto se interpretó como un paso importante para ponerle orden a un proceso de paz que estaba lleno de altibajos a lo largo de tres años y medio.

Álvaro Uribe tiene muy claro que los procesos de paz salen adelante cuando ganan credibilidad.

El inicio de audiencias públicas con víctimas, el hallazgo de fosas comunes con restos de desaparecidos y la selección de un conocido historiador para que escriba sobre la violencia en Colombia de las últimas décadas, han puesto de moda la búsqueda de la verdad en este país.

Colombia necesita la verdad completa, no una nueva versión de historia oficial que enmascare responsabilidades estatales, lo ideal en este proceso será que los diferentes puntos de vista se complementen.